lunes, abril 30

De noche?

Que bella te pintas entre mi paisaje, como óleo entre un paso oscuro y una inasible noche pintada de mil colores, matizada con mil y un sonidos que resuenan en tus tímpanos; vibraciones que te dan vida, que te hacen sonreir, rayos que se rompen entre estallidos de vida. Aquella inocencia dibujada entre tus ojos; como acuarelas que inquietan tu espera paciente y calma, cual si fueran a cumplir un último sueño desdichado y lastímero -el extrañarte- o el poder verte entre el humo blanco, tan sola en la multitud, tomando aquella vela que arde con una tenue luz que nunca había conocido. Como el claroscuro reflejo de la bóveda negra, el fulgor azul de la luna se hizo añicos entre tus manos y las mías. como todo lo que se pierde hacia la medianoche, todo se perdió antes de que la vela se apague por completo.

Que hermosa te pintas entre el carbón y la tiza, entre la luz y la sombra que se te dibujan en la garganta; qué sola, qué silenciosa, qué simple y hermosa, que caes sutilmente entre rincones olvidados, que ocupas soñolienta y cansada aquellos lugares que dejas de querer, que bella que olvidas aquél mundo que no te inspira, que se olvida de tu voz. Sucumbo entonces, a la tentación de mirarte a los ojos, de buscar tu mirada con cierta deseperación, sin embargo tal cual fantasma que muere en tus dedos, me pierdo en la sonrisa casi tonta que sale de mi rostro. Además te veo bailar el último vals de la esperanza.

No basta ahora, que me refugie entre las capas y cortinas que me ocultan del suave murmullo que tu alma sucita cuando ríes con soltura no basta que el desacierto de mis torpes movimientos te busque en los próximos minutos obstruidos. no basta que te tome de las manos, que te tome de la cintura, que gires sobre las puntas de tus pies, no bastan las vueltas que generan contornos de cálidos ambientes que nos separan de la gente que nos rodea. Acepto que solo basta que estés tú esta noche, que te confieso que ahora desaparezco, que me contengo en el aliento, que me encarno en tus suspiros. Acepto que desando aquellos senderos sin futuro que me había trazado uno a uno, giro y torno a los colores de tu antojo, te dibujas y me llenas de color una noche oscura.

Pensé que no tenía vida.

2 comentarios:

2doMedicina dijo...

Eres una de las pocas personas que he leido que me hace sentir perpleja o alucinada cuando te leo, en serio, pareces un escritor muy conocido, lo serás, este escrito tiene tanta profundidad que me conmueve.

Eres genial, Laur, maravilloso!

Raúl dijo...

ucha.. gracias dani, es muy gracioso que siempre me falten palabras para agradecer... gracias.. te quiero mucho!