martes, abril 24

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Ven, resucita en mí, introdúcete en estas cuencas que simulan mis carcomidos y colapsados ojos. Ven hiel eterna de principios de abril, llena de tu idilio aquellos mamotretos que llamamos sentimientos, describe tu órbita, asciende a mis alas cortadas, coarta mi ser, simula el arpegio de tus ojos, tus miradas y tus desvelos. Ven, sin embargo, hazte silencio, hazte humilde hasta que llegue un verso que emane del olvido; comparte a lo lejos, con tu espíritu coexistente, con mi alma y con los besos que nos faltan.

Ven, tormenta de cielo claro, llena con tu sonrisa la desdicha fría de las alboradas olvidadas por el sol, alimenta mis venas, cierra las calles camina entre los jardines, reinventa los rosales, calcula, miente y revive tu ser, resucita en mi sangre, ven ángel exquisito, acelera tu velocidad, complica la existencia, crea una existencia de dos, suma las imágenes y hazlas hervir en tus ojos. Ven, sin embargo escóndete en mí, piérdete en las sucias noches de la fría ciudad, transforma los arquetipos malditos, ven y resucita mi ser.

Ven, entérate que no hay amor tardío; dime amor mío, ¿por qué has de morir entonces sin haber vivido? Arranca mi espíritu de un suspiro, realiza la alquimia de tus manos cobardes, asimismo caeré en la ilusión de las eternas tardes. ¿Por qué he de verte caer sin siquiera haber subido? Entérate ahora, que el tiempo no es más que un sempiterno zumbido. Ven, hazte presente en la quimera de mi realidad indomable, llévate la gratitud y la próspera inquietud; siéntate, y mientras tanto diviértete con mis sentimientos. Ven, y déjame dos minutos más con esta alegría que me hace fuerte, y dos minutos más para dejarme caer en la muerte. Ven, sin embargo llévate el olvido.

Ven, resistiré el embate del tiempo, contaré a manera de espera lo que se lleva el viento. Tú guarda tu sonrisa, no corras con tanta prisa, ten cuidado y no tropieces, la caída suele hacerse eterna ciertas veces; Ven y trae contigo aquello que llamas tu vida, llena mis ojos con tu magia de ilusión prohibida, déjate entrever prístina y clara a través de mi herida; conviérteme en marioneta y titiritero, aléjate de la turbia mañana y rellena mi anhelo. Ven, entonces hazte suspiro.

Ven, acércate entre la oscuridad siniestra, toma mi mano y condúceme a través de esta niebla, dirige la mirada hasta donde muere el fuego, comparte mi silencio y presiente el sosiego. Fuego fatuo de un par de almas, que siempre están allí, que se debaten entre una y otra realidad, sin siquiera preocuparse por la soledad, puede llegar el final y todo desvanecerse, más tus ojos seguirán fijos sobre mí... tu sonrisa, así con sonidos atronadores brama la brisa, y sin siquiera preguntarte si llueve, te digo, Ven, búscame entre mis papeles viejos, entre poemas que se distorsionan a lo lejos... ven y piérdete conmigo en una fábula inventada, mientras duermes ven, y el clamor del mundo rompe la magia que te lleva cerca mío, ahora surge un tiempo que fue mío, pero se pierde en un presagio sombrío. Ven, vete y llévame contigo.

2 comentarios:

Azul... dijo...

Emocionas y desgarras, es un agradable encuentro, sobre todo en alguien tan joven. Tienes un don para expresarte, te imagino publicando tus escritos en el futuro, de corazón te lo digo

¡Un bessote!

Raúl dijo...

Gracias, todo encuentro es agradable, agradable es tu comentario y un aliciente a continuar. gracias de nuevo. seguiré publicando