domingo, enero 4

Sombra

La sombra ha dormido y en sus ojos clarea un día.

Resurgirá de la sombra un frío clamando por respirar las exhalaciones de la sombra, ansioso por volver a la pureza, clamando hasta el día en que muera, cuando se alce la tiniebla en el sueño de la sombra.

Suavemente se alzará la claridad de una luz en el mirar de la sombra, en su garganta se ahogará la palabra pendiente, y nada habrá de cambiar, ni llegará el anunciado final... Solo se sentirá la niebla en la transparencia del amable beso de la sombra. Y la sombra surgirá en el polvo y será un frugal escalofrío de su voz en la piel de los muertos, en el sentir de su fuero interno y en las cenizas de la mañana que vendrá.

Y cuando haya dormido la sombra, en medio de las luces que encandilan sus ojos, atravesará la membrana del sueño, envolviendo su cuerpo de sutil encanto. Y trepará su voz hasta la sangre, se robará un hálito de esperanza y oscurecerá en el cielo.

Y esperará a que vuelvas.