miércoles, mayo 13

No substance

Esta noche se advierte el advenimiento de la muerte.

Acoge entre su pecho el hálito dorado que subvierte sus ojos al infinito
donde encuentra su razón, su ropaje y sus harapos.
Y observa entonces en dirección suya,
donde los vientos han dejado los resabios de su paso,

Así ha de interpelar a su suerte en el límite máximo de las sincronías del espacio;
allí donde se encuentre en su fría vereda de la realidad última en la que es,
con el cansancio de susurrar al vacío
-lo que queda de palabras que le sobran.

Un tumulto rige su voz trémula en el vibrante soplo
donde los mares de olas reberveran su frío de huesos y centinelas.
y le quitan la respiración a medida que se hunde.
Después duerme, y se sueña en un sueño que no es aquél
-sino un sueño que no lo contempla

Y en la ráfaga ardiente del aire que despunta de luz sus pupilas
Toma por sí mismo un objeto que no le es dado,
arrebata el futuro que todos esperan y se apropia de aquél en doloroso silencio
extiende los brazos y emerge en tanto absoluto y finito.

y vibra en la posibilidad de velar por su efímera eternidad,
en los kilómetros de eternidad que le restan por quemar.

La muerte adviene en la advertencia de la noche.