jueves, febrero 5

ex Nihilum

Es un preludio al final de las cosas que decidieron estallar.

Ahora, por supuesto, me pongo a escribir vanaglorias a la venganza de la crueldad y la exacerbada pasión con que las cosas fluyen, y de la nada surge la ilusión de cometer antiguos crímenes que me han sido vedados, no importa cuando... no importa porqué... pero escribo apologías al silencio, disculpándome de mis voces estridentes que solo rompen la paz... y siguen siendo monotonía.

Pero Ex nihilo nihil fit, osea que nada surge de la nada, ni mis palabras ni mis voces ni mis callados aullidos, y hago esto respecto del tiempo que vengo caminando y dando vueltas en una habitación, bebiendo la vigesima sexta taza de cafe del día, y de los cigarrillos ni contar.

Las cosas decidieron estallar, como pocas veces sucede en las constantes del espacio tiempo. De mi lado quedaron las cenizas y al otro lado el daño colateral del estallido... que tampoco es mucho si se lo compara con el polvo, De igual manera las luces vuelven a rebotar con los espejos... y encandilan los ojos.

pero no existen, ni las cosas, ni las luces.

martes, febrero 3

París

París está muy lejos, demasiado lejos para que se derrumbe a mi alrededor.

No es el viaje ni mucho menos la distancia, ni el tiempo que podría tomarme. Es la lejanía lo que me hace sentir el ruido frío de la verdad que atraviesa extraños derroteros entre las palabras.

París no es el lugar, sino la vieja esencia de la derrota, la mano cortada que busca en el espacio un objeto que no es, que nunca fue, ni será jamás. París es el carcelero que anida en tu vienre, que remienda cada costra, que apologiza las causas injustas y los casos perdidos.

París es el conflicto.
París es el problema.

París Arde y no está... pero sigue el conflicto.