domingo, abril 15

Sábado

Ayer sin darme cuenta y sin querer, se me deprimió el sábado; se entristeció demasiado cuando lo dejé, apenas me di la vuelta lo perdí de vista... cuando me dió por buscarlo, lo encontré con una soga al cuello.

Por la tarde ya no había nada que hacer, si bien el cielo no estaba gris, todo lo demás estaba más negro que mi destino, caminaba junto a la niña con pies de bailarina y junto a la loca con ojos color jade, caminabamos hacia el anochecer; y además de perdernos en el solitario crepúsculo, la niebla nos envolvía más y más. Un momento nos enfrentamos al invierno que aún no ha llegado, poco después nos sentíamos pero en nuestra neutralidad...

Extraño ser que parece niño, si es que no entendía el cómo ni el porqué, además de sesionar lejos de un lugar tan ajeno para mi, me concedía el único deseo que no puedo desear... ser diferente

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