miércoles, marzo 28

Sin miedo preciso

Solo bromas en medio de la inmensa soledad de esta habitación derruida por el sobresalto de un fantasma. La vanidad de las luces se ha disipado ya en un nocturno de oscuridad y saltos mortales. En fín, todo aquello que un día se perdió entre el olvido y la desazón se torna en una toma de coraje completamente ajena a la realidad. Pero el mundo gira y dentro mío algo mira alrededor para hacerse carne, para hacerse realidad, para desaparecer de mis ojos.

El mundo, o la ilusión estúpida de ser felices, el pesimismo malogrado o cualquier otra cosa que siendo diferente está en el mundo para completarse; eso, esto y aquello, lo que es, lo que será y lo que depende de los deseos humano, de los extraños hados que comprende el destino de todo semidios. Todas esas canciones que le cantan a la aurora, todas esas novelas que destiñen peligrosos personajes que se adueñan de las difuntas ilusiones; todas esas cosas se hacen dueños eternos de los segundos, pues el tiempo no existe. Y la luz del sol que encandila, se devuelve en la oscura luz de la luna, e ilumina a los noctámbulos que perecen en cada amanecer que despunta en la mañana. Donde los sueños se funden con la angustia.

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