martes, marzo 27

Hacer las cosas bien no cuesta tanto

He renacido, casi por milagro.

Me lamentaba hace poco, pensé que todas esas nubes y ese silencio me hacían caer en una pequeña desolación, mientras tanto tu dormías plácidamente en medio de sueños azules y noches eternas, mientras tanto tu cantabas dormida, cantabas una canción que no imagino hasta ahora.

Y me escuchaste hablar, mientras te tapabas el rostro con un pedazo de cielo, tu respiración relentizada se dejaba sentir plácida y tibia y en todo tu rostro el sosiego se notaba a flor de piel. Me escuchaste hablar y te dije que me iba, sonreíste y me tendiste la mano, tus dedos apretaron con destreza mi mano, no obstante tu mano pequeña y delicada no alcanza para cubrir toda mi mano. Una sensación de vacío en el pecho me obligaba a quedarme, ver tus ojos llenos de vida me tendía los pies en el suelo; sin embargo aquella vez debía marchar, porque siempre me voy cuando llega la luna.

No imagino ahora qué hubiese pasado de quedarme a tu lado, de verte dormir, de osequiarle un minuto a esa noche inmensa y surrealista. No me mimagino, pero hice bien en seguir el rastro de la luna... porque tú, solitud, ya me has encontrado y me has acompañado demasiado tiempo, y ahora me despido, porque ya no me siento bien en soledad.

He renacido, casi por milagro, y la luna me ilumina.

No hay comentarios: