miércoles, marzo 28

Escondo un cuchillo detrás de la pata de conejo

El sonido de la noche se disipa, ente conjeturas y maledicencias, te confieso que hace poco que he aprendido a defenderme de las sombras que me quieren hacer mal; además, yo se que me quieren matar -Pero no se lo digas a nadie, no es bueno crear pánico- sin embargo me encuentro un poco cansado, pues la noche no se avecina todavía y no he dormido.

Todo parece frío y efímero, no obstante, es tibio y tardío, y te mantiene callada por un tiempo; te hace creer que eres dueña de tu propio destino -solo yo sé lo que es- y sin embargo, no cambio de ideas acerca de vos; eres bella, pero no te la creas por completo -pues dicen por ahí que ando loco- no obstante, no solucionaremos las cosas con tan solo una rosa.

Soñé -casi como siempre lo hago- y extrañamente podía percatarme que no era lo que habitualmente sueño; soñe a que las rosas y las flores en general se enamoraban, parefce un sueño muy cursi -y lo admito hasta absurdo- sin embargo me fue extraño como un sueño de alicia en el país de las maravillas. Extraño y confuso. Imagina que los humanos nos sacrificáramos para ser regalados... mejor ya no elaboro semejantes aliteraciones... me creerás insano.

Ves como pasa el tiempo? y ni si quiera he dejado de pensar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

buena entrada, suele recordarme los sueños en los que mi muerte se hacia presente, que si el ser insano no siempre es malo puede conducir a una verdad mucho mas real de lo que los demas viven, quien dicta quienes son los locos?