lunes, enero 28

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Hazme invisible a los ojos del silencio, revienta en cada instante las burbujas que se forman en los segundos que nos arrebata la distancia... y mientras tanto espérame un poco más...

por favor

miércoles, enero 23

Las cosas que puedes hacer mientras estalla una bomba atómica

Un momento después, el cielo se despidió de nuestros asuntos pendientes...

[Blindfolded]
El mundo flotaba sobre una especie de gel azulado, tenía un aroma peculiar, suave, adormecedor; atravesando aquellas paredes invisibles, el mundo caducó algún día y no nos dimos cuenta. Nos miraron las estrellas con sus rostros atónitos, nos llamaron con sus voves atronadoras, nos dijeron que veamos la tierra de nadie, pero estabamos ciegos.

[Revolutions]
Estabas enfermo, meditabundo en medio de este pequeño cuarto, las cuatro paredes se te cerraban [Pequeño hijo de asteroides semicirculares, ¿no ves que te he hablado desde que naciste?] Eras el último estertor de un mundo nuevo que había olvido ya el brillo de sus albores más risueños; te vieron las manos que te buscan con audacia, te vi morir, mientras agitabas tus manos

[Angelus]
En algún lugar existe un demonio que sabe mi nombre desde aquél día que tuve entre mis manos la clara idea de mirar al cielo y difuminar las matrices de cada una de las constelaciones. Jamás conoceré sus ojos, pero me mira en los cielos sin luna, en las noche oscuras, me observa desde el gentío, desde los árboles o entre las lozas de la calles; hay días en los que le temo, y hay días que desaparece.

[Easy]
Algunas veces, el frío roza mis cabellos, toma mi mano con sus manos frías y me ve directo a los ojos, escucho ahogar un grito y la niebal cubre el patio; imagino que estoy solo y camino de nuevo. Me rehuso a sangrar, la vida se rehusa a beber mi sangre, la muerte me torna en sustantivo y se confunde en mis versos, escapa con el humo de los cigarrillos... se trafunde en mi garganta.

[Tocata y Fuga]
Algunas veces habitaste entre mis letras, y puedo confesar con vanidad de que a veces escribes en mi nombre, que usas mis palabras y dibujas mis letras, que te fumas mis consonantes y me llenas la boca de humo. de noche me asfixias y resucito al día siguiente. habitas en mi espejo, palpitas conmigo...

miércoles, enero 16

Volver a casa

Camino por esas delgadas y atiborradas calles, llenas de gente y ruido, la misma gente y el mismo ruido; todo, todo aburrido, dando un paso tras otro como muerto vivo, como difunto sin resucitar. Camino sin caminar, ando sin avanzar esperando que pase el tiempo que no pasa... todo para volver a casa.

Hace frío, llueven piedras, globos y música cromática de viento y percuciones. Sigue siendo igual a cómo cuando me alejé de allí, y hasta ahora no exraño nada, veo las calles que solía recorrer, las puertas en las que me solía sentar, los lugares donde aprendí a respirar, y no veo nada más que estío, y siento el mismo hastío, han sido pocos días pero ya quiero escapar del mundo que va cerrando las paredes a mi alrededor... es que ese lugar no es mi casa.

Y me elevo en esos gritos otra vez, eludiendo borrachos y altisonantes bandas de música folclórica, repudiando la obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad, desesando que este acrnaval acabe ya, que ya no sigan vilipendiando cultura y confundiendola con cualquier pretexto para perder la cabeza, no quiero volver, me quedo acá donde me siento en mi hogar, donde respiro el aire que amo respirar, donde mis venas sienten cada palpitar, donde no importa el tiempo ni el espacio, me quedo en un lugar en el que nací a la vida, al dolor, a la alegría y al mundo real. Me quedo a su lado....

miércoles, enero 2

Sentí las doce campanadas en mi pecho y también el reloj fundiendose en el epicentro mismo del tiempo que se seca; sentí de una manera extraña la brillante llegada del verano que arremetía contra esa escala en Do mayor. Un narrador omnisciente observaba el laberinto de la alborada, donde su voz se estremecía sin temor ni calma; antes de naufragar, la vi tan lejos.

Sentí su caminar retumbando en las baldosas, un sábado de tinta corta; sentí las canciones que bordeaban las briznas de la noche sacrificada, aquellas que bailaban circundando sus pasos entre meoldías inconclusas, entre armonías frescas; sentí el sentir del que no siente, como el humo que mareaba mi visión. La intacta asunción de la risa bnurda de todas las cosas que quise y nunca tuve; sin duda, creí adivinar su voz tan distantemente cercana. Y cedí... a decir verdad, me dejé llevar.

Creí verla caminar sobre la alfombra con sus pies desnudos que tocan el infinito cuando llegó el silencio para trastocar la noche, así se transformó su aparición en realidad. Creí verla sonreir, y su rostro que estabilizaba las partes disecadas de mi espíritu se hacían pequeñas estelas de metal; creí verla caer, saltar desde la buhardilla hacia un abismo que le hablaba a mi sentir; sentí su mano en mi espalda, sabía que era de carne y hueso.

Sentí el aflojarse de los tiros de este chaleco de fuerza, escuché mis venas rotas bajo la presión sistólica del mundo común ahogado en estertores; y detrás de esos sueños azules, donde se esconden los colores de la realidad, sentí su respiración al borde de mi boca.