jueves, junio 7

Relámpagos de invierno

Aunque te fundas como hierro, aunque llegues a las dos de la mañana, aunque tus labios se posen en oscuras estepas que no logren ver mis ojos, aunque te lleve el viento, se que te encontraré entre las hojas olvidadas del otoño, entre los grises colores que te ocultan entre tus dioses.

Pero olvido, aunque me cuelgo de los sentimientos, y miro a mi alrededor para ver al otoño que muere, al invierno que nace y el solsticio que te ilumina, porque no eres sombra en mi ilusión, no eres agua destilada; y de alguna forma que te vea entre los nuevos rayos del sol, miraré tu silueta danzar entre la fría lluvia atípica de este invierno.

Ya era hora que lloviera, que callara mis insensatas percepciones; ya era hora, por fín, de que llegara, de que te viera y te saludara de que te acuestes a la llegada del sol, y te hicieras estrella, que dejes salir tu brillo, y que me veas en la noche, cuando las montañas se iluminen a tu color
-o de dejar salir un "te extraño" cuando eres lo suficientemente fuerte para olvidar-
Estoy con vos

2 comentarios:

Azael dijo...

buenínisimo, te mando un abrazo man

Paola R. Senseve T. dijo...

Poesía en prosa...me gusta!
Felicidades por las palabras tan bien colocadas.

Ése te extraño..una llave.

BESOS!!!!