miércoles, septiembre 12

Todas las tardes...

Ya no sé vestirme de estío, ya no se mirarte desde lejos,
en la complicidad del viento; ya no sé.
Y por eso es que te espero, con desesperada espera,
con paciente sosiego y frío, te veo llegar.
y estás tú en tu estío, el mío vestido de frío.
Para que así no perder el rumbo,
de nuestro abandonado caminar, de tus tardes;
del sol en el rostro, de la lluvia que nos escoje.
Y somos fantasmas, desapareciendo el mundo,
desperdigando los planetas en las sombras
los que retumban en las tardes, de las nubes al viento.
Y se moviliza el estío. Es tu sueño Azul, mi estío.

1 comentario:

Fer dijo...

Y por eso es que te espero, con desesperada espera,
con paciente sosiego y frío...

qué bueno eso Raúl!

Hermosísimo tu escrito amigo
un beso grande!