Pero olvido, aunque me cuelgo de los sentimientos, y miro a mi alrededor para ver al otoño que muere, al invierno que nace y el solsticio que te ilumina, porque no eres sombra en mi ilusión, no eres agua destilada; y de alguna forma que te vea entre los nuevos rayos del sol, miraré tu silueta danzar entre la fría lluvia atípica de este invierno.
Ya era hora que lloviera, que callara mis insensatas percepciones; ya era hora, por fín, de que llegara, de que te viera y te saludara de que te acuestes a la llegada del sol, y te hicieras estrella, que dejes salir tu brillo, y que me veas en la noche, cuando las montañas se iluminen a tu color
-o de dejar salir un "te extraño" cuando eres lo suficientemente fuerte para olvidar-
Estoy con vos
2 comentarios:
buenínisimo, te mando un abrazo man
Poesía en prosa...me gusta!
Felicidades por las palabras tan bien colocadas.
Ése te extraño..una llave.
BESOS!!!!
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